Hace unos días una mujer en Australia falleció luego de ingerir semillas congeladas de granada que estaban relacionadas con un brote de hepatitis A.
Pero, ¿cómo se muere de una infección de hepatitis A?
Bueno, primero debes saber que la hepatitis A es una infección hepática muy contagiosa causada por el virus de la hepatitis A. Este virus ataca y destruye las células hepaticas.
Casi todas las personas que tienen hepatitis A apenas tienen síntomas leves y se recuperan por completo de la infección sin padecer daños duraderos en el hígado.
Sin embargo, una pequeña proporción de personas, cerca de una de cada 250 personas con hepatitis A (0.4 por ciento), desarrolla complicaciones potencialmente mortales de la infección, como insuficiencia hepática.
Las personas que pierden la vida a causa de una infección por hepatitis A regularmente tienen una enfermedad hepática subyacente, como una infección con el virus de la hepatitis B o C, o una enfermedad hepática alcohólica, que ya les ocasionó daño al hígado.
Si una persona tiene hepatitis C y además está infectado con hepatitis A, eso podría llevar a una infección fatal.
Sin embargo, con respecto a la mujer que murió en Australia, aún no se sabe si tenía una enfermedad hepática subyacente.
Las personas que consumen drogas y mucho alcohol, tienen mayores índices tanto de hepatitis C como de enfermedad hepática alcohólica.
El daño hepático puede ser fatal porque el hígado es uno de los órganos más vitales que uno tiene.
El hígado es responsable de muchas funciones, incluyendo la eliminación de toxinas del cuerpo y la producción de compuestos que ayudan a la coagulación de la sangre.
Debido a que las personas que tienen enfermedad hepática subyacente están en mayor riesgo de complicaciones de la hepatitis A, es muy importante que se vacunen contra el virus de la hepatitis A.
Por lo general, los síntomas de la infección por hepatitis A no aparecen hasta dos a seis semanas después de que una persona se ha infectado, e incluyen fiebre, fatiga, náuseas, vómitos, orina de color amarillo oscuro, dolor articular e ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).