Sígueme en Twitter

viernes, 18 de mayo de 2018

Mira por qué los refrescos de dieta están arruinando tu dieta.

Para nadie es un secreto que los edulcorantes artificiales están en todas partes, pero lo que todavía está en duda es si estos productos químicos son inofensivos. 



También se les conoce como endulzantes no nutritivos. Algunos pueden ser sintéticos, como la sacarina y el aspartame, o derivados naturales como el esteviol, que proviene de la planta de Stevia. 

Hasta ahora, la US Food and Drug Administration (FDA) ha aprobado seis tipos de endulzantes artificiales y dos tipos de endulzantes no nutritivos naturales para uso en alimentos.

Esta noticia es fabulosa para aquellos que trabajan duro para frenar su consumo de azúcar. 

El aspartame, por ejemplo, se puede encontrar en más de 6.000 alimentos en todo el mundo y se consumen anualmente en los Estados Unidos de 5.000 a 5.500 toneladas.

La American Diabetes Association, el grupo profesional más respetado centrado en diabetes, oficialmente recomienda los refrescos de soda como alternativa a las bebidas endulzadas con azúcar. 

Hasta ahora, siete municipios de los Estados Unidos han impuesto un impuesto para desalentar el consumo de bebidas azucaradas.

A pesar de eso, estudios recientes médicos sugieren que los políticos ansiosos de aplicar un impuesto a los refrescos de soda también pueden querer incluir bebidas dietéticas, ya que estos endulzantes pueden contribuir a diabetes crónica y a enfermedades cardiovasculares.

¿Por qué estos endulzantes son sin calorías?


La clave de estos endulzantes prácticamente libre de calorías es que durante la digestión no se descomponen en azúcares naturales como la glucosa, fructosa y galactosa, que se usa para obtener energía o convertidos en grasa.

Los endulzantes no nutritivos tienen diferentes subproductos que no se convierten en calorías. 

Por ejemplo el aspartame, se somete a un proceso metabólico que no produce azúcares simples. 

Otros, como la sucralosa y la sacarina no se descomponen, pero en cambio son absorbidas directamente en el torrente sanguíneo y en la excreción en la orina.

En teoría, estos endulzantes deben ser una opción 'mejor' que el azúcar para los diabéticos. 

Endulzantes artificiales, su cerebro y su microbioma


Hay una evidencia creciente en la última década de que estos endulzantes pueden alterar procesos metabólicos saludables de otras maneras, específicamente en el intestino.

El uso prolongado de estos endulzantes se ha asociado con un mayor riesgo de diabetes tipo 2. 

Endulzantes como la sacarina, han demostrado que cambian el tipo y la función del microbioma intestinal, la comunidad de microorganismos que viven en el intestino. 

El aspartame disminuye la actividad de una enzima intestinal que normalmente protege contra la diabetes tipo 2. 

Esta respuesta puede exacerbar un «desajuste» entre el cuerpo de percibir algo como sabor dulce y el esperado con las calorías asociadas. 

Cuanto mayor sea la discrepancia entre el dulzor y el contenido calórico real, mayor sea la disregulación metabólica.

Los endulzantes también han demostrado que cambian de actividad cerebral asociada a comer alimentos dulces. 

Un examen de MRI, haciendo estudios midiendo el flujo de sangre de la actividad del cerebro, ha demostrado que la sucralosa, en comparación con el azúcar regular, disminuye la actividad en la amígdala, una parte del cerebro involucrada con la percepción del gusto y la experiencia de comer.

Otro estudio reveló que el consumo de refrescos de dieta a largo plazo está relacionado con una menor actividad en el cerebro, en la región que interviene en la vía de recompensa y necesaria para generar una sensación de satisfacción. 

Los investigadores dicen que esta disminución de la actividad podría conducir a un bebedor de refrescos de dieta a compensar la falta de placer que obtienen de los alimentos aumentando su consumo de todos los alimentos, no solo de refrescos.

Todos estos estudios explican el por qué personas que consumen endulzantes tienen un riesgo mayor de obesidad que quienes no consumen estos productos.

Con el debate sobre los pros y contras de estos endulzantes, hay que ver los estudios de comportamiento, porque muchos bebedores de refrescos – de dieta o cualquier persona saludable que consume endulzantes sin calorías – ya tiene el factores de riesgo para obesidad, diabetes, hipertensión o enfermedad cardíaca. 

Aquellos que ya están con sobrepeso u obesidad pueden girar hacia bebidas bajas en calorías, haciéndolo parecer como si los refrescos de dieta están provocando su aumento de peso.